Guión: Mark Schultz.
Dibujo: Varios artistas (Portada: Kent Williams).
Entintado: Varios artistas.
Color: Pamela Rambo.
Entintado: Varios artistas.
Color: Pamela Rambo.
Fecha de publicación: Abril 1998 (Original: Junio - Julio 1997).
Número de páginas: 1 prestigio de 44 páginas.
Número de páginas: 1 prestigio de 44 páginas.
Cronología: Año desconocido.
Sinopsis: Un equipo de salvamento aborda la nave Lunar Maru para investigar por qué lleva un tiempo a la deriva. Encuentran a toda la tripulación muerta, xenomorfos... y algo más.
Comentario personal: En el año 1997 y con unos cuantos cómics de Aliens ya a sus espaldas, en Dark Horse decidieron dar una vuelta de tuerca y editar algo diferente. Contaron con Mark Schultz, creador de Cadillacs & Dinosaurs, para el guión, y dejaron el apartado gráfico para un conglomerado de artistas de lo más variopinto. El resultado fue literalmente Caos, un cómic peculiar... y poco más.
Tratándose de un trabajo tan atípico y tan complicado podría decirse que el argumento es lo de menos, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, en Caos tenemos un triple juego entre el cambio de dibujante de cada página, el cambio de personaje y, con ello, el cambio de perspectiva de las viñetas. Porque, mediante una rocambolesca explicación (que hace que el lector ande perdido hasta que llega), el foco va cambiando de un personaje a otro según van siendo "poseídos" por la conciencia de un bioquímico que murió en la nave rescatada. Así, en cada página observamos a través de los ojos de un personaje distinto, y a su vez está dibujada por un artista distinto.
Es innegable que se trata de algo muy original, y el atrevimiento y el esfuerzo quedan ahí. Desgraciadamente, lo de la conciencia que salta de persona a persona no hay quien se lo trague y esto hace que el argumento sea un fiasco. Con el juego que dan los rescates de naves abandonadas, la tensión ante lo desconocido, el ir descubriendo poco a poco lo que pasó... se podía haber tirado de un hilo de oro pero se tiró por la calle de en medio. El resultado es muy pobre, más allá de la curiosidad, y el constante baile de apellidos y de caras que no siempre se parecen tampoco ayuda demasiado.
Normalmente es poco lo que comento del apartado gráfico, pero en Caos debería ser la cuestión principal. Hay dos o tres páginas que están muy bien (Mark A. Nelson, Travis Charest, Kilian Plunkett), otras, la mayoría, simplemente correctas, algunas son muy flojas (Kellie Strom, P. Craig Russell) y unas pocas dan, sencillamente, vergüenza ajena (Peter Bagge, Sergio Aragonés, Dave Cooper). Muy interesante ver a Rebecca Guay (conocida por cualquier jugador de Magic: The Gathering) firmando dos páginas con aplomo pese a estar fuera de su ámbito.
En conclusión, un nuevo experimento que solo por el afán de innovar ya merece cierto reconocimiento, una idea muy llamativa y bien ejecutada (pese a lo inadecuado de incluir a según qué dibujantes) pero con un argumento inverosímil y en general un resultado confuso e insatisfactorio. Quizá había de ser así.
Tratándose de un trabajo tan atípico y tan complicado podría decirse que el argumento es lo de menos, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, en Caos tenemos un triple juego entre el cambio de dibujante de cada página, el cambio de personaje y, con ello, el cambio de perspectiva de las viñetas. Porque, mediante una rocambolesca explicación (que hace que el lector ande perdido hasta que llega), el foco va cambiando de un personaje a otro según van siendo "poseídos" por la conciencia de un bioquímico que murió en la nave rescatada. Así, en cada página observamos a través de los ojos de un personaje distinto, y a su vez está dibujada por un artista distinto.
Es innegable que se trata de algo muy original, y el atrevimiento y el esfuerzo quedan ahí. Desgraciadamente, lo de la conciencia que salta de persona a persona no hay quien se lo trague y esto hace que el argumento sea un fiasco. Con el juego que dan los rescates de naves abandonadas, la tensión ante lo desconocido, el ir descubriendo poco a poco lo que pasó... se podía haber tirado de un hilo de oro pero se tiró por la calle de en medio. El resultado es muy pobre, más allá de la curiosidad, y el constante baile de apellidos y de caras que no siempre se parecen tampoco ayuda demasiado.
Normalmente es poco lo que comento del apartado gráfico, pero en Caos debería ser la cuestión principal. Hay dos o tres páginas que están muy bien (Mark A. Nelson, Travis Charest, Kilian Plunkett), otras, la mayoría, simplemente correctas, algunas son muy flojas (Kellie Strom, P. Craig Russell) y unas pocas dan, sencillamente, vergüenza ajena (Peter Bagge, Sergio Aragonés, Dave Cooper). Muy interesante ver a Rebecca Guay (conocida por cualquier jugador de Magic: The Gathering) firmando dos páginas con aplomo pese a estar fuera de su ámbito.
En conclusión, un nuevo experimento que solo por el afán de innovar ya merece cierto reconocimiento, una idea muy llamativa y bien ejecutada (pese a lo inadecuado de incluir a según qué dibujantes) pero con un argumento inverosímil y en general un resultado confuso e insatisfactorio. Quizá había de ser así.
Puntuación: 4'5.
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