Predator: Serie Nostromo

Título original: Predator: Concrete Jungle.
Guión: Mark Verheiden.
Dibujo: Chris Warner y Ron Randall.
Entintado: Chris Warner, Ron Randall, Randy Emberlin y Sam de la Rosa.
Color: Chris Chalenor.
Fecha de publicación: Marzo - Junio 1991 (Original: Junio 1989 - Marzo 1990).
Número de páginas: 4 grapas de 24-26 páginas.
Cronología: 1989.

Sinopsis: El detective Schaefer, hermano del protagonista de la película Predator, encuentra un yautja en New York, quien le sigue hasta Colombia.

Comentario personal: Al mismo tiempo que publicaba la Serie Nostromo de Aliens, Norma decidió hacer lo propio con la línea Predator. La elección del nombre es cuestionable, habida cuenta de que la Nostromo es una nave de la saga Aliens y por tanto no tiene nada que ver con Predator, pero cabe suponer que lo entendieron como un nombre alternativo a "serie básica". En cualquier caso, esta aventura inicial de Schaefer, también a cargo de Verheiden como las primeras de Aliens, es una aproximación un tanto insatisfactoria.

En primer lugar es difícil de creer que un yautja se deje caer por New York, por mucho calor que haga. Si bien ese precisamente fue el argumento de la pobremente valorada Predator 2 (película que se inspiró en gran medida en este cómic), su verosimilitud dentro de la saga es más que cuestionable. No solo porque el escenario preferido por los depredadores sean parajes naturales (junglas, sabanas, etc.), sino por el enorme riesgo de ser descubiertos que correrían en una gran ciudad. Y esta idea no fue desarrollada posteriormente a este cómic, sino que ya en la película que es la génesis de la saga se apuntaba en esta dirección.

Por tanto, la premisa inicial deja mucho que desear y el desarrollo es también muy mejorable. De repente Schaefer decide ir a Colombia (un país muy alejado del ficticio Val Verde, lugar donde se desarrolla la primera película) y una parte importante del total del cómic sucede allí, pese a que su nombre en inglés es Concrete Jungle, jungla de cemento, dando a entender que New York capitalizaría la historia. Acabado ese no tan breve paréntesis, Schaefer vuelve a la Gran Manzana para encontrarse con una ciudad repleta de naves yautja. De nuevo, algo impensable porque los predators cazan en grupos muy reducidos si es que no lo hacen individualmente. Tampoco es conforme a su personalidad el que se enfaden por la muerte en combate de uno de los suyos (lo entienden como algo normal en un duelo) y se pongan a matar a todo el mundo lanzando rayos desde la nave. Una animalada de guión que deja a las claras que al principio de la línea Predator no tenían ni idea de por dónde iban los tiros.

Los dibujos de los siempre solventes Warner y Randall están bastante bien, aunque creo que se abusa de mostrar el rostro de los yautja, cosa que no sucede tan a menudo ni parece que sus máscaras sean tan fáciles de quitar como en este cómic, obviamente un fallo del guión hecho con el único propósito de buscar mayor impacto en las ilustraciones.

En definitiva, un comienzo bastante flojo a una saga que iría mejorando con el tiempo, según se iban asentando las bases y la idiosincrasia de una especie tremendamente atractiva que en este primer cómic queda muy mal parada.

Puntuación: 4.

No hay comentarios:

Publicar un comentario